Hastío
Vives en el
agua que descalza mi alma
hasta escapar
la sed que me consume
en la ciudad
impensada de los sueños
de este sentir
de voces que se apagan
con tu cara
dibujada en el espejo
del delgado día
que comienza
en el toldo de
sombras que se abre
enervando un
cansancio visceral que me adormece
mientras te
sigo recreando en la distancia.
¿Por qué perdí
el recuerdo de las cosas
e intenté
rescatar a aquél jugando a ser hombre
sin advertir la
luz que entrañaba sempiterna
los pequeños y
simples matices cotidianos?
El desasosiego
crece cuando regreso a casa
en la sed
profunda de tus ojos,
vacío de hastío
que estira el silencio
cuando ansioso
e iluso pretendo retomar ayeres
y olvido,
¡ah...! que el tiempo se ha escapado.
y la sed me sigue...
y la sed me sigue...
cuando oigo tu voz en el azul del tiempo
y respiro la delgada frescura de tu cuerpo
fuga de luz la de tu pelo
que se pierde en el vaho del mar
y muere en tu cintura
con regazo de algas y de espumas.
Insistiré en tu gracia, la palabra
para apagar el tormento de esta pena
intentando recrear otros veranos
con nuevo ropaje de encendido fuego
donde sé que te encuentras prisionera
llegada de tan lejos,
en continuo flujo como la marea
distante, distante y solitaria
como un blanco velero,
con tu risa de agua
que dibuja el viento
y trepa a los aires enredando
momentos
de la descalza y desnuda nostalgia
hambrienta de recuerdos.
Carlos Castagnini
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